Nos adentramos en la Finca por un espectacular camino arropado de un campo de olivos, sobrepasando con la vista 30 hectáreas de olivar nos deja ver otras 30 hectáreas de una espectacular dehesa de encinar y alcornoque.
Llegando al cortijo, la pista de doma nos da paso al prado continuo a él dejaremos nuestros coches para poder dar un paseo hasta el magnífico portón de entrada.
La arboleda en la alameda da sombra en esos días de calor para una recepción de entrada con toda la elegancia en medio de la naturaleza.